Una de las cosas que tenía clara cuando fuimos a Llinars 2015 fue que iba a dedicarme a probar juegos a los que no hubiera jugado. Siempre que voy a alguna jornada acabo jugando a juegos que conozco y que puedo jugar en cualquier momento en La Sala. El primer juego que probé en Llinars fue el Drako.
Drako es un juego para 2 jugadores en el que uno de ellos dirigirá a tres cazadores enanos que tienen acorralado a un dragón al que intentan atrapar. Ni que decir tiene que el otro jugador llevará al dragón.
Con unas miniaturas muy chulas, nos moveremos por un tablero no muy grande con una vista aérea de un terreno rocoso. Tenemos dos acciones por turno, que pueden ser: robar dos cartas o jugar una carta.
Estas cartas (un poco pequeñas la verdad, ya podían haber sido un poco más espléndidos) nos permitirán movernos, atacar o defendernos, por lo que debemos gestionarlas con cabeza.
Cada enano tiene una habilidad y con sus ataques pueden ir minando la salud del dragón y progresivamente conseguir que no pueda volar o moverse o echar fuego hasta que acaben con todos los puntos de vida del dragón.
Por otro lado, el dragón tiene que conseguir acabar con los tres enanos, o bien, aguantar hasta que se le agote el mazo de cartas a su contrincante.
Todos estos daños se van marcando con contadores en las fichas de cada bando.
El juego es rápido y me pareció que estaba muy bien equilibrado. Incluso jugando mal como yo acostumbro no acabas perdiendo por paliza. La posibilidad de jugar con uno u otro bando le da una variante importante al juego. El que cada uno tenga su propio mazo de cartas, que en un lado sean tres personajes y el otro solo uno,… hace que una partida jugada con los enanos sea algo completamente diferente a otra jugada con el dragón.
¡Hasta pronto!